El cine se achica

(publicado en La Voz del Interior 26/01/08)

El invento de los hermanos Lumière impactó con fuerza perforando la historia del último siglo. Lo mismo pasó con la vida del autor de esta columna, quien se desempeñó como proyectorista del Cine El Angel Azul, hace ya muchos años. Un trabajo ideal para un individuo bohemio de 20 años, que le permitió incorporar imágenes y poéticas a 24 adquisiciones por segundo, además de ser un valioso recurso para conquistas amorosas.

Pero referido al cine, éste fue un enorme medio de comunicación de masas y sus salas pueden explicarle a una persona mucho sobre cualquier país. Y, por cierto, sobre sí mismo. Cualquier libro está cargado de cinematografía, y desde Hemingway hasta Paul Auster, los personajes literarios se mezclan con lo cinematográfico. Y viceversa.

Lo mismo pasó con acontecimientos históricos como Vietnam o Mayo del 68, cuando las películas obraron de influencia previa y documento posterior. Un arte que enciende los sucesos y los inmortaliza a su antojo.

Durante más de 100 años de vida, las películas han ido sufriendo diferentes modificaciones que van desde la incorporación del sonido, algo que según C. Chaplin lo arruinaría todo, hasta el color. Pero después de estas incorporaciones surgieron escenarios más complejos. Las películas dejaron de ser patrimonio de las salas de exhibición y se metieron en la TV. Junto a la aparición del aparato doméstico se le dio la primera extremaunción prematura al cine. Pero no murió. Aunque muchas grandes salas de cada pequeño pueblo empezaron un proceso de lenta retracción, que con la popularización del video, concluyó con proyectores definitivamente apagados.

Pero en ciudades medianas o grandes, el cine seguía siendo un motor del ocio, aunque de forma menos hegemónica. Entonces la teve de pago, por cable o satelital, sumó otra dificultad. Más recientemente en el tiempo, los soportes digitales, disco láser y el imbatible dvd, menguaron la afluencia de público hasta que los cines debieron transformarse en multicines. Esto impuso varias pantallas por “complejo”, salas más pequeñas, y una diversidad y rotación mayor de títulos, aunque comprimiendo su origen en Hollywood, de manera cada vez más acentuada.

Además, el negocio también se fraccionó y junto al dinero de las entradas, apareció el pochoclo, (¡que antigüedad: popcorn!) la Coca o cervezas, los nachos, los m&m y toda una sofisticada artillería de ruidosos productos que vinieron a complementar los ingresos. Además dejaron sin trabajo a los chocolateros de guardapolvo.

A pesar de todos estos fuegos de artificio, y de un mayor consumo en todos los órdenes del mercado, las taquillas se reducen y las butacas lloriquean con mayor frecuencia.

Los amantes del cine esgrimen comodidad y una inabarcable cantidad de títulos disponibles: chinos, iraníes, africanos, y desconocidos vecinos latinoamericanos que entran por el aparato de dvd, o la internet. Ventanas según los teóricos. Por otra parte, el grueso del público, amante de la diversión, y abandonado desde hace décadas en su formación y espíritu cinematográfico, busca películas emparentadas o promocionadas desde la TV. El ejemplo amarillo de Los Simpson es perfecto.

El resultado dista de ser un cataclismo, pero marca una tendencia: en todo el mundo se visiona menos cine en salas. Según The Motion Picture Association of America, los últimos años describen un declive lento y sostenido en la cantidad de espectadores. España, por tomar un ejemplo que suele marcar tendencias en Iberoamérica (representa la mitad del mercado iberoamericano) retrocedió un 20 %. Traduciendo, en 2006 asistieron 121 millones de espectadores, y en 2007, 102 millones. Y es el tercer año de baja, partiendo de 144 millones de tickets cortados en 2004. Los medios hablaron de alerta roja.

Una tendencia regional

Argentina ha vivido exactamente la misma pendiente española: después de un 2004 con 41 millones de espectadores, el 2005 cortó 36 millones de entradas, y 2006 apenas 34. Aunque aun no se han publicado oficialmente los datos de 2007, referentes de la industria adelantan un retroceso de 2,5 % dejando la taquilla nacional en 33 millones. Si se contempla que la población capaz de ir al cine aumenta, la caída es más marcada.

La situación nacional es parte de una tendencia regional. Según el informe Iberoamérica 2007 realizado por Media Research & Consultancy (MRC) cada año se producen más cantidad de films, pero todos los países cuentan menos ciudadanos que asisten a las salas. Son salvedades México y Colombia que recientemente cambiaron sus políticas estatales.

Un guión sin final

Ha variado tanto el horizonte del negocio audiovisual que los guionistas estadounidenses se acuartelaron lo suficiente para aclarar que sus expectativas de mejores condiciones, actuales y futuras, pasan por la venta de dvds y la oferta de programas, series y películas, en internet y para telefonía móvil. Un negocio que crece a ritmo aceleradísimo en todo el mundo. Incluyéndonos. Estos soportes, video y sobre todo dvd, multiplican sus ventas geométricamente cada año, inflan la cantidad de títulos y se saltan a los videos y dvd-clubes ofreciéndose en quioscos al mismo precio que una entrada de cine.

Desde una perspectiva pesimista, nos acercamos al final de los santuarios cinematográficos tal cual los conocimos. Desde un ángulo optimista, veremos cada vez más cantidad y heterogeneidad de películas. En el sofá o en teléfono, y deberemos acostumbrarnos a que el tamaño no importe. Por lo menos en lo que a pantallas respecta.-

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Me parece que hay como una diversificación del soporte, del medio, y de los materiales. Y eso influye en todo. En la manera de hacer cine, en la manera de promocionarlo, difundirlo, consumirlo, etc. También el tipo de cine que circula (que se yo, por ejemplo, los cortometrajes antes eran inaccesibles al publico masivo y hoy es posible ver diversos creadores de ese género).
Pero fundamentalmente creo, lo que hay es como una nueva manera de pensar el cine. Pensar cine para pantalla grande, para celulares, para televisión, para la web, para youtube, para consolas de video juegos.
Hay una influencia en el proceso creativo. Y eso, creo, es anti apocalíptico.