La vuelta al mundo por un Cospel

(originalmente publicado en la sección VOS de La Voz del Interior el 3/4/2010)

XXVIII Feria de las artesanías. Complejo ferial Córdoba. Del 31/3 al 11/4, de 15 a 22:00. Entradas Jubilados y estudiantes $8, general $ 15. Con participantes seleccionados por un jurado integrado por Miguel Sahade, Carlos Freytes y Diana Cohen que cada año exigen tradición e innovación, creatividad y técnica.


Las razones para entender porqué cada año decenas de miles de cordobeses y turistas (la organización espera pasar los 80.000 visitantes este año) asisten a la Feria parecen misteriosas. Cada día, más de diez mil personas eligen abarrotar la línea de colectivos E1 y después de un viaje que aparentemente sólo el futbol incita, ingresan dispuestos a ser pisados en todos los pabellones, y lo que es más meritorio aun, recorren desde la playa de estacionamiento hasta el pabellón verde de ida y vuelta buscando ese mate en particular, muchas veces empujando un cochecito de bebé por sitios que no están preparados para personas con ruedas.

Sin embargo, un cospel y quince pesos son una ganga para recorrer el mundo en una tarde. Darse una zambullida de globalidad manual en una tierra a nuestra escala, y transitable en un día, es mucho menos esfuerzo que el demandado a Phileas Fogg y su sancho, Jean Passpartout. Ambos, allá por 1872 cuando el genio de Julio Verne les dio vida, dieron la vuelta al mundo en exigidos 80 días, y con la condición de no pisar jamás suelo no británico. A diferencia de Fogg, cuyas aventuras incluyen viajes en elefante y vertiginosos rescates de exóticas mujeres (muy parecido a Jack Bauer en la serie 24, pero con flema inglesa), quienes visiten los más de 750 puestos deberán enfrentar desafíos como conseguir cambio de cien pesos, adquirir una Coca-cola fría, o su turno en el stand de las frutas acarameladas.

La promesa global de la Feria ha sido -y es- una traducción del cosmopolitismo accesible al bolsillo de la clase media, aunque hay que reconocerle al blog dayanabarrionuevo.com la siguiente reflexión “dato de color para Cristina y Moreno: en 2009 los precios fueron General $ 12 y $8 el estacionamiento”. En la actualidad, toda la accesibilidad on-line de Internet y su turismo de barra espaciadora no ha podido con esta visita a un museo del mundo, atendido por sus autores, y cuyas obras en exposición podemos comprar. Por más que el mundo quepa en un iphone, y este en un bolsillo, cada pueblo y su patrimonio se sintetizan en una pieza de artesanía, que no cabe en un bolsillo (generalmente tampoco cabe en la bolsa que el artesano entrega) pero incluye la diversidad de su cultura. De hecho se puede hacer la siguiente prueba apoyándose sobre el oído, como si fuera un caracol que canta el sonido del mar, una taza de barro cocido: atendiendo se escucharán cientos de generaciones amasando el barro, los murmullos del cuero curándose, los aullidos del acero forjándose, o el incesante redoblar de las agujas del telar. Y entre esas texturas sonoras, allá en la lejanía, estarán los personajes de Julio Verne entre los stands y los países remotos, robándole horas al huso horario.-

Comentarios

moz ha dicho que…
como siempre, impecable, un abrazo
marcelo a. gonzález a.
Pancho Marchiaro ha dicho que…
Gracias Marcelo. Un abrazo-