Revoluciones e-reales

(Publicado por La Voz del Interior, en su suplemento Temas del 2/7/2011)

Los ciudadanos
pretenden reconquistar el poder ¿un sueño vuelto realidad o una utopía virtual? No hay dudas del enfrentamiento entre la forma tradicional de hacer política y el nuevo civismo activo de Internet y las acampadas.
El comienzo de esta nueva década está atravesado por una serie de movimientos políticos emergentes que se caracterizan por una horizontalidad en su estructuras y una apropiación de espacios comunicacionales como las redes sociales. Parece un escenario remoto, localizado en Islandia, Túnez, o Europa, pero tal vez las tomas de las Escuelas Provinciales durante el año pasado son un síntoma local de un fenómeno global. Algunos votantes toman las calles en busca de un espacio diferente al de los partidos, pero con resultados diversos. Argentina y los cacerolazos del 2001, las protestas contra la ley de educación cordobesa, Islandia 2010, la primavera árabe, y las protestas en Europa de este año visibilizan la potencia comunicacional de las redes, desde los sms hasta twitter. Pero las autoridades, y tal vez los medios de información tradicionales, no están capacitadas para dialogar con estos colectivos.

Política emergente de ciudadanos sumergidos

Córdoba, 18 de diciembre de 2010. Todavía hay personas detenidas y hospitalizadas después de la jornada del 15, cuando se sancionó la nueva ley de educación en la legislatura cordobesa y su corolario fuera un enfrentamiento entre los manifestantes y las fuerzas policiales. Uno de los hospitalizados coloca una ficha y enciende el televisor de su pieza. Ya le darán el alta. En las noticias internacionales que filtra el TV hay un dato que pasa, casi desapercibido. Mohamed Bouazizi, un joven tunecino de 26 años acababa de inmolarse como protesta por la confiscación de su puesto ambulante de frutas. Tenía esa actividad para alimentar a su madre, sus dos hermanos y cuatro hermanastros. Formaba parte del 20% de desempleados de su país, situación que se ampliaba al 60%, en el caso entre los menores de 30 años. El día anterior, además de ser víctima de la incautación de su único capital, y de la violencia policíal, no tuvo suerte con una presentación solicitando la restitución de su mercadería. Es que las autoridades no saben escuchar.

Mohamed falleció el 4 de Enero y pasó a ser considerado El Padre de la Revolución Tunecina, pero su muerte sirvió como detonador para hacer estallar 24 años de dictadura conducida por Zayn al-`Abidin Ben Ali.

Con una genealogía difusa, tal vez descendiente de los cacerolazos veraniegos de 2001, y remotamente Islandia 2010, la denominada Primavera árabe se extendería de Tunez a Argelia, Libia, Jordania, Mauritania, Omán, Sudán, Yemen, Egipto, Líbano, y Marruecos con diferentes grados de incidencia en la política: acampadas, manifestaciones, cambios en el gobierno o revoluciones; y una realidad que no deberíamos olvidar, más de 10.000 muertos. Muchos mensajes enviados desde el celular, mucha red social en Internet y los gobiernos bloqueando el acceso a la información. Pero la inestabilidad sísmica de la red y el volcán social ya estaban activos, eran imparables y cruzaron al viejo continente. Grecia, Portugal, España, pero también Francia comenzarían a experimentar, con mayor intensidad este año, un descontento entre los jóvenes y los desempleados (lamentablemente sinónimos en demasiados casos).

El cordobés, estudiante de la ciudad de las artes y artesano, ve entrar al médico que le enviará a casa y mira al tunecino agonizar. Piensa “Podría ser yo”.


El silencio oficial y los alaridos virtuales

Hay cierto acuerdo en distinguir estas nuevas formas de hacer política del Mayo del 68, cuando diversos grupos (la izquierda estudiantil, los sindicatos, el partido comunista) unieron fuerzas para hacerse oír. Las acampadas y manifestaciones de este 2011 se caracterizan por reunir gente común, “ciudadanos de a pie” en espacios públicos con una fuerte sensación de civismo y una arquitectura organizacional horizontal. De alguna manera, los grupos de estudiantes cordobeses que se opusieron a la reforma de la ley de educación el año pasado, también compartían esas señas, tal vez con menos cuidado por algunas formas de democracia como la discidencia, o el cuidado de los muebles e inmuebles de las instituciones que defendínan. Pero el caso es que estaban vivos y manejan sus utopías fórmula uno contra el poder, y eso está bien.

Steven Johnson, autor del libro Sistemas emergentes O qué tienen en común hormigas, neuronas, ciudades y software destaca las similitudes entre el crecimiento del moho, las redes del cerebro humano y la autoorganización de grupos que se dan, naturalmente, en Internet. Son “sistemas ascendentes, no descendentes. Extraen su inteligencia de la base” y agrega “la evolución de reglas simples a complejas es lo que llamamos emergencia”, y lo demuestra con las hormigas cuya individualidad es incapaz de volver hasta su hormiguero si pierde la huella de sus compañeras. De hecho, una hormiga sola no conseguiría subsistir unas horas, pero muchas harán complejas obras de ingeniería, con basureros, cementerios y estructuras muy avanzadas. Lo hacen, misteriosamente, gracias a las relaciones dinámicas que trazan entre sí, porque no hay una jerarquía que dirija. Pero, a diferencia de los sistemas virtuales para recomendar libros, encontrar a nuestros amigos del colegio, o hacer de wikipedia el diccionario infinito y colaborativo que es, la política emergente tiene dificultades para hacer oír su voz. Se considera erróneamente que la mecha de las nuevas protestas se enciende en Internet, pero el sociólogo catalán Manuel Castells, que denominó a la revolución de Túnez la wikirevolución del jazmín señala “la miseria, la exclusión social, la falsa democracia...” son la causa, y la sociedad ha usado las plataformas para congregarse y construir de forma conjunta y colaborativa su discurso. Son, tal vez seamos, hormigas con una voz casi imperceptible. Pero somos muchas. Somos un apabullante coro de hormigas.

Las relaciones entre mensaje y canal, entre medio y soporte, se mezclan y en España se convoca a un #15M , o un #19J porque la presencia del signo numeral, lejos de ser una excentricidad, es una referencia o etiqueta para encontrar temas en la red social Twitter. En eso sí que la virtualidad se materializó. Sin embargo, aunque todo político que se precie de tal tiene su cuenta en Twitter, Facebook y otras redes, esos dirigentes no pueden sumarse a la lógica de las conversaciones, el pensamiento colaborativo y la emergencia. Sólo levantan la voz. Y a las hormigas no se les grita.


Los indignados se han empoderado en las redes de comunicación. Europa, y seguramente en todo el mundo de forma latente, pareciera que asistimos a un momento histórico y vertiginoso. Pero frente a los parlamentos de, cada vez más ciudades en Europa, hay un bullicio que no llega a escucharse dentro de los recintos, donde nadie se da por aludido. Inclusive muchos medios de información comulgan con la vieja verticalidad de la sociedad, desde arriba y para abajo.

Hasta el momento las acampadas y protestas no han conseguido mucho. O por el contrario, el recetario de la economía ortodoxa se impone en la cocina de Portugal, con el triunfo de la derecha, mientras Grecia y España no pueden contener su socialismo y ven propuestas liberales servidas en bandeja que nada tienen que ver con las proclamas que se reclaman justo al lado, en la acampada.

En Córdoba, volviendo a la ley de educación, después de semanas de toma, tampoco se consiguió incidir en el tradicional hermetismo de la dirigencia, ni en lo que se conoce como “la opinión pública”. José Luis Sampedro, escritor y economista español, analiza lo que se denomina #spanishrevoluction al decir que el sistema socio-económico atraviesa “una crisis brutal de valores” y que “cuando esto se hunda, y se está hundiendo” vendrán alternativas. Por ahora, la gente todavía opina y vota “por lo que ve en la televisión”. Pero, mientras en la calles de muchas ciudades de Europa, la gente dice ¡basta! Sampedro dice “otro mundo no es posible... ¡otro mundo es seguro!”.-

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