Seremos más

Seremos más
Sobre Mercado de Arte Contemporáneo - Arte avanza
organizado por la Mun. de Córdoba y Fund. ProArte Córdoba

En su reciente libro La furia de las imágenes, Joan Fontcuberta propone que la teoría del arte debería ajustar más el sentido del concepto apropiación. Propone, en su lugar, utilizar la idea de adopción. Esta noción es superadora, en parte, por su etimología: ad optare, en Roma antigua, era el procedimiento para salvar a un niño extendiéndole derechos que no poseía. El adoptado se integraba, y aún lo hace, a una nueva familia adquiriendo su apellido, su legado social y cultural, e inclusive una parte del patrimonio familiar. Pero además es una suerte de triunfo de la cultura sobre la naturaleza ya que aquello que no hubiese venido asignado por nacimiento, la cultura y el derecho lo conceden. Más cerca en el tiempo, adoptar una imagen o idea – siempre siguiendo a Fontcuberta– supone una suerte de declaración y adhesión y así, los católicos se sienten representados con la cruz, mientras que otro lo hacen con una mano, un ojo, o un  conjunto de colores que proyectan diversidad.
En agosto, la ciudad de Córdoba adopta el arte contemporáneo de la mano de su proyecto Mercado de Arte Contemporáneo – Arte Avanza.
Ciertamente lo hace todo el año con decenas de exposiciones en sus centros culturales y museos, y también con programas como La sala que habito, Obrar o el Salón y Premio Ciudad de Córdoba. Y vale decir que esta adopción es un acto de volver público el resultado de un proceso de trabajo constante y continuo.
Una labor hecha sistemáticamente, durante todo el año, ya que para la gestión de gobierno del Intendente Ramón Mestre forma parte, junto a otras de corte cultural, del
Plan de Metas dispuesto para los años 2016/19.
Esto nos somete, como dependencia pública, a una evaluación objetiva y precisa. Desde este punto de vista, hacer un buen trabajo no es una opción: es una meta a cumplir y una obligación de cara a la ciudadanía que llevamos adelante, al promover el arte contemporáneo articulando procesos federales de producción y circulación creativa, a fin de incentivar el encuentro, el diálogo y acciones conjuntas entre los distintos agentes de la escena.
Como este tipo de proyectos cada año se ven obligados a realizar un recorte, a elegir mediante los procesos más rigurosos y transparentes posibles a un conjunto de actores sobre un universo más amplio, pues seguramente habrá críticas.
Especialmente a quienes tienen una postura crítica es que les dedicamos este programa pues les invitamos a integrarse a las decenas de actividades que se impulsan. Un proyecto de esta dimensión es una invitación, más que a exhibir arte, a pensarlo. Y a pensarnos como sujetos activos en los procesos, aspecto que hemos profundizado desde 2013, cuando dimos el primer e ininterrumpido paso.
Vale tener en cuenta que el año pasado ampliamos notoriamente la cantidad de actividad comercial, duplicamos la cantidad de obras vendidas respecto de 2015, participaron más galerías y, entre otras cosas, hubo presencia de tres países limítrofes.
Hemos de insistir: lo comercial  no es el único objetivo, ni el más significativo, pero también lo celebramos en tanto se trata de una política de fomento que supuso
Obras de 255 artistas, 138 de ellos locales, 92 del interior y 25 del exterior, con la participación de 58 galerías y espacios autogestionados.


Este año, con la curaduría de Carina Cagnolo, y los aportes organizativos de la
Fundación Pro Arte Córdoba, la UNC, la Municipalidad de  Rosario y el Gobierno
De la Nación Argentina a través de su Ministerio de Cultura, esperamos poder  reducir a aquellas entidades, gobiernos o agencias a que se integren a este proyecto que,  retomando la cita de Fontcuberta, no pretende  apropiarse –como si de captar se
tratara–.
Lo que  nos entusiasma es adoptar: preocuparnos y ocuparnos; velar por el desarrollo y la consolidación de la actividad artística actual, para que se  puede siempre entre nosotros■

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